El rol de la certificación en el éxito de una empresa
En líneas generales, la certificación de productos agrícolas garantiza que el productor y el proceso de producción empleado sigue los lineamientos de calidad establecidos por normas de un país o una región.
En muchos lugares se aplican diversos programas de certificación que se amoldan a las necesidades de cada cliente o sector productivo. Hay tres muy recurrentes como:
-Certificación de primera parte
Es un documento que respalda mediante la palabra del productor, los métodos y las prácticas implementadas en su proceso productivo.
-Certificación de segunda parte
Esta certificación da cuenta de un control por parte del comprador con respecto al producto consumido.
-Certificación de tercera parte
Es una certificación realizada por un organismo de certificación independiente, que mediante un proceso transparente y confiable garantiza que el producto cumple con determinados protocolos y normas, brindándole una mayor seguridad a los compradores y consumidores.
Las certificaciones ISO
Dentro de algunos ejemplos, se encuentran las normas ISO. En ese sentido, las certificaciones ISO para la industria agrícola contribuyen a que las operaciones agrícolas implementen prácticas eficientes y sostenibles desde la granja hasta la góndola de un mercado.
Estas reglamentaciones alcanzan diversas etapas claves de la agricultura, como el riego, las herramientas GPS, el bienestar de los animales, la maquinaria agrícola, la gestión sostenible de las explotaciones y los métodos agrícolas eficaces. Y en esa variedad de aristas se abarcan aspectos fundamentales para los agricultores, los consumidores y los reguladores, por lo que las tres partes resultan beneficiadas por certificaciones ISO agrícolas.
Las certificaciones desde el punto de vista del productor
Aquellos emprendedores que aspiran a crecer como productores y aumentar el rendimiento de sus empresas, se enfrentan a múltiples desafíos. Implementar ideas innovadoras, obtener líneas de financiamiento y encarar problemas legales, son algunos de los retos que tienen los empresarios. En medio de esta complejidad, la certificación actúa como una poderosa herramienta que puede guiar el camino de un emprendedor hacia el éxito.
Los programas de certificación ofrecidos por organizaciones como la Agencia de Certificación de Exámenes de Conductores, tienen cumplen un papel significativo al momento de validar la competencia y la experiencia de un emprendedor. Dichas certificaciones van más allá de meras credenciales, sino que sirven como evidencia como evidencia tangible del conocimiento, las habilidades y el compromiso de un individuo en el sector en el que se desenvuelve. Por ejemplo, en el caso de certificaciones agrícolas, las mismas son un respaldo que demuestra la confiabilidad de los procesos de producción y el producto final, otorgándole una mayor seguridad al consumidor y posicionando de una mejor manera a la marca dentro del mercado.
La certificación también abre puertas a nuevas oportunidades como:
– Acceso a una financiación
Los inversores y prestamistas les suelen dar prioridad a los empresarios con certificaciones relevantes ya que inspiran una mayor confianza. En ese sentido, proyectos certificados pueden conseguir con más facilidad fondos para concretar acciones que contribuyan con el crecimiento de un emprendimiento.
-Posibilidad de generar contratos con el Estado
El estado de una región al buscar diferentes proveedores, suele focalizarse en empresas certificadas. En ese aspecto, el emprendedor o productor accede a posibilidades que le permiten acrecentar sus ganancias. En muchos lugares, los productos de alimentos orgánicos pueden participar de ferias o mercados de alimentos que dependen del gobierno de cada lugar. De esta forma, los productores pueden comercializar sus productos y llegar a un número mayor de consumidores.
-Mejoras en las habilidades de un productor
Los programas de certificación no solo validan los productos, sino que también contribuyen con el mejoramiento de los atributos de un emprendedor. En esa línea, las certificaciones incluyen programas capacitaciones y desarrollo de nuevas habilidades. Es de este modo que los productores participan de un aprendizaje constante y están al tanto de las últimas tendencias y prácticas de la industria.
– Gestión de riesgos
Un productor certificado puede mitigar de una mejor forma los riesgos que pueden aparecer en un proceso productivo. Por ejemplo, un productor puede atender y prevenir posibles daños que se puedan generar y brindar al consumidor una mayor seguridad de que el producto que adquiere fue previamente controlado. Al generar confianza, los productores adquieren la aceptación de los clientes y hace más rentable su negocio, debido a que aumentan los niveles de ventas. Al mismo tiempo, su marca empieza a ganar reputación y es conocida dentro del mercado, provocando una mejor atracción entre la competencia.