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Mercado orgánico: las estrategias de la Unión Europea

Mercado orgánico: las estrategias de la Unión Europea

Dentro del desarrollo sostenible, la Unión Europea reconoce el impacto de la Política Agraria Común (CAP) sobre el ambiente. La revisión de la CAP apunta a premiar la calidad más que la cantidad de la producción agrícola al incentivar la agricultura orgánica y trasladar los subsidios de apoyo al mercado hacia el desarrollo rural.

Dentro del mercado orgánico, las estrategias de la Unión Europea se centran en discutir  las perspectivas de la agricultura orgánica. 

De este modo, diferentes autoridades han tomado el compromiso de iniciar un proceso que tienda a lograr el desarrollo de un Plan de Acción Europeo dentro de los próximos años, que contenga una estrategia consensuada que cubra todos los aspectos de los alimentos y de la agricultura orgánica en Europa. 

Dicho Plan de Acción pretende asegurar, entre otros conceptos, que la agricultura orgánica constituya un elemento clave de la reforma de la Política Agraria Común y de los programas ambientales, y que tenga en cuenta otras iniciativas de políticas. Es muy probable que la instauración de tal Plan de Acción sobre la agricultura orgánica en Europa posea un efecto multiplicador en otros países.

Diversos gobiernos europeos han fijado objetivos para transformar sus tierras agrícolas en tierras de manejo orgánico. En esa línea, en el año 2005 por ejemplo, la tierra en Dinamarca e Italia fue del 10 por ciento y del 20 por ciento en Suecia. 

Para el año 2010, los Países Bajos y Noruega apuntaron  a un 10 por ciento cada uno, Alemania a un 20 por ciento y el Reino Unido a un 30 por ciento. 

Los países de la Unión Europea que poseen la mayor superficie de tierras agrícolas son Francia y España y tienen índices muy bajos de conversión en la actualidad, a pesar de que España recientemente ha impulsado su conversión orgánica. El hecho de lograr estos objetivos ambiciosos depende de los subsidios gubernamentales y del apoyo del consumidor.

Los objetivos y los subsidios no son iguales en todos los estados miembro de la Unión Europea, lo que demuestra una discrepancia en los objetivos. Las políticas para la agricultura convencional también perjudican la agricultura orgánica. Principalmente, el hecho de construir una base consumidora local es de vital importancia para cualquier país que pretenda fomentar la conversión orgánica.

La producción orgánica en Estados Unidos

En los Estados Unidos, casi no ha existido apoyo de subsidios federales para la agricultura orgánica. 

El Programa de Seguridad de Conservación brinda hasta 50 000 dólares por año a los agricultores individuales que puedan cumplir con los requisitos ambientales específicos. 

Si bien los agricultores orgánicos están muy bien posicionados para cumplir con dichos requisitos, muy pocos son lo suficientemente grandes como para recibir esa suma de dinero. 

La Ley Agraria de EE.UU incluye fondos destinados para compartir los costos de la certificación orgánica, que cubren el 75 por ciento de los honorarios por inspección y certificación de una operación y hasta 500 dólares por granja por año. 

Las políticas ambientales en la producción orgánica

Las políticas agrícolas y ambientales están relacionadas. Algunos gobiernos consideran que la agricultura orgánica cumple un papel específico, que su incidencia negativa con relación al impacto ambiental es menor y que posee mayores servicios ecológicos positivos que la agricultura convencional, pese a que existe una amplia gama de sistemas agrícolas convencionales que tienen impactos ambientales de distintos niveles. 

En la mayoría de los países, los subsidios gubernamentales para la producción orgánica han evolucionado a partir de los esquemas agroambientales. 

En ese aspecto, los objetivos ambientales continuarán con la tendencia de instar al gobierno a que brinde apoyo a la agricultura orgánica. 

Por ejemplo, la Federación Orgánica de Australia ha desarrollado un ambicioso plan de cinco años que apunta a aumentar el sector orgánico del 1 al 4 por ciento de la producción agrícola. Sin embargo, el gobierno consideraría el sector entre los sistemas de manejo ambiental en vías de desarrollo en la actualidad, basados en los productos básicos.

La industria orgánica recibiría un mayor impulso si se cobraran las externalidades ambientales asociadas con la agricultura convencional a quienes contribuyen con el problema. 

Esto ha resultado difícil en la agricultura dado que la fuente de polución con frecuencia está dispersa y depende de una variedad de factores. De todas maneras, el hecho de cambiar al principio de que el productor paga, significaría que el costo de eliminar la polución de la agricultura pasaría de los contribuyentes a los productores agrícolas. 

Estos costos probablemente se pasarán a los consumidores, con un impacto favorable en el precio relativo de las mercaderías orgánicas con respecto a las convencionales.

En resumen, la agricultura orgánica también podría contribuir con los objetivos de otras políticas mediante la provisión de alimentos que los consumidores comprueben que son seguros y saludables, disminuyendo de esta manera los pagos gubernamentales que se relacionen con el superávit de producción, incentivando el desarrollo regional y aumentando el bienestar de los recursos naturales.