Las normas de la producción orgánica
Además de la oferta y la demanda, otro aspecto que se debe considerar al analizar el futuro de la agricultura orgánica es el que está asociado a las normas de producción, procesamiento y manipulación, como también al cumplimiento del sistema de garantía orgánica.
Dentro de las normas de la producción orgánica existe un equilibrio entre la amplitud y la profundidad de las mismas.
Como ocurre con cualquier producto, cuando más exigentes son las normas, más se cumplen las demandas de los consumidores. De todas formas, las normas de producción más rigurosas limitan el alcance de la oferta orgánica, ya que pueden participar menos productores.
La Comisión Europea (CE) está bajo constante presión por parte de la industria alimentaria para que las normas sean más flexibles: El riesgo es que el concepto de agricultura orgánica se diluya.
El sector orgánico está en competencia con otras alternativas agrícolas sostenibles, todas tratando de captar la atención del consumidor, y por eso puede salir perdiendo si no satisface sus expectativas.
Las normas requieren acatamiento y la garantía de que se reúnen los requisitos orgánicos. Hoy en día, los mercados orgánicos internacionales de la Unión Europea, Japón y Estados Unidos, están sujetos a regulaciones gubernamentales y a condiciones de acceso.
En ese sentido, los países desarrollados enfrentan problemas con las numerosas acreditaciones de los organismos de certificación y las complicaciones administrativas. En tanto, los países en desarrollo en general requieren que la certificación la extienda un organismo extranjero, que puede ser costosa. Algunos países logran que sus organismos de certificación sean aceptados como equivalentes a los del país importador.
La coordinación y equivalencia de las normas de producción y certificación orgánica puede facilitar el comercio ya que otorga credibilidad a los productos. Además ahorra costos y elimina los obstáculos que actualmente impiden la participación de muchos productores en el comercio orgánico internacional, en especial los pequeños agricultores de los países en desarrollo.
Existe la posibilidad de que en los próximos años la evolución de las normas orgánicas y la creación de sistemas de garantía tengan en cuenta una diversidad de condiciones y necesidades que afecten la naturaleza y el volumen del mercado orgánico y su posición en relación con la competencia.
El rol del estado en las normas de la producción orgánica
-El caso de la Unión Europea
El papel que desempeñan la mayoría de los gobiernos en relación a la agricultura orgánica ha sido el de reglamentar la certificación y la producción orgánica y el de dar apoyo a los productores.
Hace algunos años, las políticas de la Unión Europea contemplaban un aumento en el apoyo para la provisión de servicios ambientales sin colaborar específicamente con la agricultura orgánica.
Luego se fueron incorporando cambios, quizás los más relevantes fueron los que se introdujeron en la Agenda 2000, por medio de los cuales se les permite a los estados miembro destinar a medidas agroambientales el apoyo directo que les brindaban a las grandes granjas, haciendo recaer en los gobiernos nacionales la responsabilidad de determinar sus resultados ambientales y su apoyo a la agricultura orgánica.
De todos modos, la agricultura orgánica debe competir con otros esquemas agroambientales, dado que los agricultores pueden recibir subsidios del gobierno cuando eligen cumplir con esquemas alternativos tales como el manejo integrado de plagas.
Una conversión hacia la agricultura orgánica reduciría los pagos de apoyo que se realizan en la Unión Europea pero aumentarían las inversiones que los gobiernos harían en los estados miembros.
La reducción de los pagos de la Unión Europea se debe a que existen menos subsidios para la actividad ganadera que para los cereales y los productores orgánicos tienden a poseer más ganado en sus sistemas.
La conversión hacia los métodos orgánicos originaría una caída en la producción de cereales y una reducción en la necesidad de obtener subsidios de exportación y en los costos de intervención y de almacenamiento.
-El ejemplo de Dinamarca
Una investigación detallada del sector agrícola danés, que utilizó datos obtenidos por el Instituto Danés para la Economía Agrícola y Pesquera, evaluó la contribución del apoyo local respecto de los rendimientos brutos conforme a los acuerdos que existían en ese momento.
Por ejemplo, en el año 1996, los subsidios agrícolas promediaron las DKr 149 000 por granja y aportaban el 9 por ciento del rendimiento bruto sobre las granjas convencionales.
De esta forma se observa que tanto los contribuyentes como los agricultores habrían tenido una mejor posición económica en ese año si no se les hubiera requerido que produjeran algo antes de percibir el subsidio.
En conclusión, ingresar al mercado orgánico puede implicar ciertas dificultades tanto técnicas como económicas. De todos modos, al ser un mercado en constante crecimiento, los beneficios pueden ser muy redituables.