Son cada vez más los consumidores que recorren los mercados y prestan especial atención a los ingredientes o procesos que hay detrás de un alimento o producto.
La conciencia de los clientes en relación a lo que consumen viene aumentando y esto genera que productores y empresarios no miren para otro lado. Son las mismas exigencias de los consumidores las que ejercen presión para que se modifiquen los mecanismos de producción.

Antes de llegar a la industrialización, un alimento comienza con su producción en el campo. En esa dirección, muchos agricultores están empezando a detenerse y buscar alternativas más saludables que las ya conocidas.
Así surgen las denominadas Buenas Prácticas Agrícolas, más conocidas como BPA, que permiten instaurar acciones que consigan el bienestar ambiental y social en cada producción rural.
Obtener los productos rurales mediante esta perspectiva significa prestar atención a las acciones que se realizan durante la siembra, cosecha y postcosecha de cultivos, con el fin de que cada una de estas etapas cumpla con las exigencias que comprende una producción sana, segura y armoniosa con el medio ambiente.
Estas mismas exigencias son las que piden algunos mercados, como por ejemplo, los de los países de la Unión Europea. Por lo tanto, contar con estos cumplimientos, puede ser la llave de ingreso a nuevos espacios comerciales.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) resume el concepto de BPA como una herramienta que sirve para conseguir la sustentabilidad ambiental y el bienestar social y económico de una región determinada.
Así como también apunta a explotaciones agropecuarias que brinden la posibilidad de obtener productos alimenticios y no alimenticios más saludables para el consumidor. La FAO pone el foco en el valor de este modelo sobre todo para los pequeños productores, cuyo desempeño es conveniente que sea acompañado por políticas y ayudas financieras.
El Estado tiene que cumplir su rol activo para incorporar atributos de calidad a los alimentos que se ofrecen en los mercados. En esta dirección, la FAO sugiere que haya un mayor control y seguimiento de los productos que llegan a los consumidores.
Con estos elementos que marquen la diferencia de calidad entre los productos,los artículos pueden recibir un valor agregado y ser más apreciados por los clientes, así como también, pueden brindar la información necesaria para que el cliente sepa lo que va a comprar.
No llevar adelante estas prácticas saludables, puede generar el efecto contrario y cerrar el acceso a mercados que son más exigentes. Muchos especialistas coinciden en que se deben formar alianzas entre el sector público y el privado para que se puedan dar las condiciones tecnológicas y formativas para desarrollar las BPA.
El Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), por ejemplo, ofrece la posibilidad de aplicar insumos que permitan el desarrollo de los cultivos, sin dañar el medio ambiente. Tal como demandan los consumidores y los mercados de otros países, los cultivos pueden tener un enfoque sostenible y ofrecer alimentos de calidad.
Como recurso clave en el afianzamiento de las BPA, los bioinsumos alientan la concreción de dos factores importantes para esta perspectiva: el “valor agregado” y el “valor agregado ambiental”.
Los expertos aseguran que estos dos elementos marcan la diferencia y permiten que estos productos compitan en el mercado mundial. Una serie de características diferenciales, como por ejemplo la transparencia, legitimidad, son las que distinguen a estos procesos de otros convencionales.
La certificación a los usuarios que requieran garantizar tales prácticas es un respaldo y una forma de ofrecer confianza y credibilidad en el cliente, propiciando una competencia justa para las pymes y los pequeños productores.
Los bioinsumos de Agro Sustentable
Agro Sustentable desde 2015 empezó con la investigación y elaboración de insumos naturales para el campo. Con el foco puesto en una producción saludable, la empresa se dedicó a buscar las mejores herramientas para que los cultivos crezcan sanos y fuertes, sin dejar huellas en los paisajes naturales.
Así fue que surgieron BIOINSECT y BIOFERT, dos insumos que alientan y acompañan el desarrollo de los cultivos. Como última novedad, Agro Sustentable lanzó una tecnología que permite una distribución equilibrada en el campo.
Matías Imperiale, Director Ejecutivo de la empresa, contó que están trabajando con drones agrícolas que permiten aplicar los insumos y que además cuentan con una app que funciona con IA, lo cual brinda la posibilidad de que los agricultores puedan hacer un seguimiento y un control de sus campos y cultivos.

Son estos elementos los que le otorgan la cuota de “valor agregado ambiental” a los productos, la que refleja la adopción de métodos saludables que permitan saldar las preocupaciones de los consumidores por temas ambientales.
Con mecanismos sostenibles y productos que consigan los mismos efectos sin perjudicar la naturaleza, los productores están mejor posicionados y pueden ingresar a nuevos espacios para vender su producción.