A partir de las exigencias de los consumidores y de los mercados, son cada vez más los productores que se interesan por ajustar sus condiciones de producción para que sean más amigables con el ambiente. Agro Sustentable pone el foco en los insumos naturales y las herramientas digitales.

Junto a especialistas y políticas de Estado, los agricultores se sienten confiados de probar otra forma de producir, diferente a la tradicional. El uso de tecnologías y bioinsumos son parte de las estrategias que tienen los productores al alcance de la mano y que pueden desplegar en sus establecimientos. 

Argentina es un país que tiene una enorme oportunidad en este sentido. La capacidad productiva, emprendedores que prueban nuevas herramientas y profesionales reconocidos a nivel mundial, son algunos de los aspectos que posicionan al país dentro de los índices de producción.

La reforma de los establecimientos productivos son importantes para poder generar un modelo global que está atravesado por el uso de insumos naturales y otras prácticas alineadas con la salud ambiental. 

Muchos de estos mecanismos se rigen por el concepto de “bioeconomía” que brinda la posibilidad de tener una buena gestión de los recursos naturales y alentar a que los productores realicen prácticas conscientes y responsables con el ambiente. 

Agro Sustentable protagoniza la construcción de una agricultura sostenible

No es sorpresa que cada vez más agricultores están adoptando esta perspectiva, reconociendo los beneficios que se pueden reflejar en las condiciones de los suelos y en los cultivos obtenidos al final del proceso. 

Las operaciones económicas también se ajustan a estos nuevos modelos de producción, alentando a que más agricultores inviertan en estos mecanismos. 

La empresa argentina Agro Sustentable acompaña a los agricultores en este sentido y muestran las alternativas disponibles en el mercado para que puedan empezar a transformar sus establecimientos. 

BIOINSECT y BIOFERT son los insumos naturales que ofrece la compañía, junto a la aplicación a través del uso de drones con IA que brindan la posibilidad de conectar y acercar al productor con la realidad de su campo. 

Argentina tiene todas las potencialidades profesionales y los recursos para encarar negocios productivos, pero necesita del compromiso, de la decisión y de la inversión de aquellos que viven y manejan los campos productivos. 

Compromiso porque asumir una producción sustentable implica cuidar los recursos de la naturaleza y el personal humano a cargo. Decisión porque es necesario salir de los modelos tradicionales y animarse a nuevas prácticas y la inversión está relacionada con el dinero que los productores tienen que tener de forma directa o indirectamente para integrar tecnología y equipo que ayuden con la transformación. 

Países atravesados por un modelo productivo que busca ser amigable con el ambiente

Argentina no es el único en el mapa. Hay otros territorios donde la producción agrícola tiene una fuerte relevancia y en los que se han realizado acciones para concretar modelos alineados con el cuidado ambiental. 

Saliendo del modelo económico tradicional que solo se enfoca en el uso y el agotamiento de los recursos, la nueva perspectiva invita a una manera diferente de organizar los esquemas productivos y luego distribuir los productos dentro de una población. 

Este modelo económico último le da valor a los elementos de la naturaleza y promueve sumarlos a una economía circular que se vaya regenerando. Es por ello que son cada vez más las regiones que lo están adoptando. 

Europa, por ejemplo, ha invertido en investigación y en desarrollo, para encarar proyectos productivos saludables y respetuosos con la naturaleza. Al mismo tiempo que algunos países de Latinoamérica también han seguido estos pasos. 

Colombia, cuenta con la “Política Nacional de Biodiversidad”, un proyecto que promueve la gestión de los recursos naturales e integra un programa en el que los interesados pueden desarrollar negocios sostenibles para conseguir el equilibrio de ingresos en un lugar determinado. 

Paraguay tiene una estrategia que persigue el cuidado y la conservación de los elementos de la naturaleza y otras políticas destinadas a sumar tecnologías nuevas al campo. 

México tiene un proyecto para distribuir y usar energía limpia dentro de los sistemas productivos, permitiendo la reducción de la contaminación de la región y alejando a los habitantes de las consecuencias. 

Brasil tiene diversos programas que promueven el desarrollo de una economía concentrada en actividades productivas cuidadosas con el entorno natural. Son propuestas que pretenden cuidar los recursos y que sean mejor administrados para que no se terminen agotando. Al mismo tiempo que busca que todos los involucrados puedan tener posibilidades y sus ingresos permitan tener una mejor calidad de vida. 

Reducir la dependencia de productos tóxicos y contaminantes y alentar a generar una producción más resistente que pueda soportar los fenómenos climáticos, son aspectos que le dan la posibilidad al productor de entablar otro tipo de relación con los elementos de la naturaleza, sin perder de vista la rentabilidad económica y la calidad de los cultivos conseguidos.