La producción de productos orgánicos está ocupando un lugar importante dentro de los establecimientos agrícolas. Joaquín Basanta, líder de una empresa B en Argentina considera que los buenos resultados productivos y el cuidado del ambiente van de la mano.

Basanta, es un empresario argentino que se ha dedicado a la investigación y el desarrollo de estrategias que permiten tener una producción más cuidadosa con el espacio natural. Es así, que junto a su empresa, ofrecen productos fertilizantes que son naturales y alientan al uso de drones para conseguir una aplicación más efectiva.
Según su propio recorrido, Basanta asegura que conseguir producciones rentables y de calidad es posible si también se presta atención a algunas cuestiones relacionadas con el cuidado de los recursos naturales.
Así como hay un cambio en la perspectiva productiva de algunos agricultores, hay consumidores cada vez más conscientes y respetuosos con el medio ambiente.
Es en ese sentido que la producción de alimentos orgánicos viene creciendo en muchos países y regiones del mundo.
La producción de alimentos orgánicos consta de ciertos aspectos que deben ser respetados. Uno de ellos está vinculado al uso cero de productos químicos.
Tal es así que los productos orgánicos mantienen algunas propiedades y nutrientes intactos, garantizando el bienestar en la salud de las personas.
Además, sus mecanismos de producción ayudan a conservar los espacios naturales y mejorar las condiciones de los terrenos.
Latinoamérica y la producción de alimentos orgánicos
En América Latina, el mercado de frutas y verduras orgánicas está creciendo cada vez más. México, por ejemplo, encabeza la producción de productos orgánicos como zanahoria, que reciben un valor importante en los mercados locales e internacionales.
Asimismo, el envase de estos alimentos está siendo cada vez más novedoso. Los alimentos orgánicos cuentan con una certificación que se refleja en sus etiquetas. Estos sellos dan cuenta de que los productos están realizados en base a ciertas formas de producción y son controlados bajo estrictas inspecciones.
Así como se detiene en determinados mecanismos, la producción orgánica también responde a ciertos modelos de empaquetado que están alineados con el cuidado ambiental. En ese sentido, hay muchas marcas que están utilizando material de rápida degradación o recipientes que se pueden reutilizar.
La adopción de este tipo de envases sostenibles reduce la contaminación y, al mismo tiempo, atrae a consumidores conscientes y comprometidos con el cuidado del ambiente.
Hay empresas latinoamericanas que están ingresando a este ámbito, empleando nuevos materiales y optando por otros mecanismos de producción. Esto mejora la imagen y reputación que tiene la marca y da cuenta de una creciente demanda y exigencia por parte de los clientes de la región.
El hecho de poder acceder a nuevos mercados permite conseguir nuevos clientes y aumentar la producción. Además, los alimentos orgánicos están hechos en base a determinadas prácticas que buscan mejorar y conservar las buenas condiciones del suelo y de los cultivos.
La producción orgánica contribuye al cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030, buscando alternativas para enfrentar los daños que generan las variaciones climáticas, así como también, reducir el hambre y garantizar una seguridad alimentaria.
En ese sentido, al adoptar buenas prácticas puede satisfacer las agrícolas, se puede cubrir la demanda creciente de alimentos.
Se espera entonces que el crecimiento en el consumo de alimentos orgánicos siga avanzando, garantizando mejores procesos de control y dando como resultado productos de calidad en el mercado.
Países como México, están desarrollando políticas que tienen como objeto el apoyo y el acompañamiento de la agricultura orgánica. De esta forma, el Estado pone el foco en la asistencia económica y en determinados sistemas de certificación accesibles para los agricultores, especialmente para los más pequeños. Estas propuestas ayudan a que el mercado orgánico tenga un mayor crecimiento y, al mismo tiempo, contribuyen a la conservación del medio ambiente y a la mejora de la salud pública.
Los alimentos orgánicos forman parte de un aspecto importante en el crecimiento y desarrollo de las sociedades. Especialmente en aquellas regiones más vulnerables y con mayor pobreza. Estos mecanismos son una esperanza para las familias productoras de alimentos. De todos modos, para que estos productores puedan desarrollar sus tareas y ofrecer productos de calidad, necesitan de la contención y la ayuda económica. En caso contrario, las inversiones que requiere una producción orgánica no se van a poder concretar.